lunes, 24 de enero de 2011

Hagamos tesoros en el cielo.

"No os hagáis tesoros en la tierra en donde la polilla y el orín (óxido) corrompen, y donde los ladrones nos roban" (Mateo 6:19).

Todos queremos tener nuestros tesoros guardados, el carrito que más queremos, la muñeca más bonita, nuestra bici, etc. pero todo eso, si un ladrón se mete a la casa cuando no estamos se lo puede robar. Esos son los tesoros en la tierra.

Pero cuando pensamos en Dios todos los días; cuando oramos con él; cuando le regalamos a un niño pobre un juguete que ya no usamos, o ropita que ya no nos queda; o cuando le regalamos comida a una persona enferma, pobre o necesitada, entonces estamos haciendo tesoros en el cielo, y esos tesoros los tendremos esperándonos para cuando lleguemos allá, pues allí no hay ladrones.

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