"Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a tí te he visto justo delante de mí en ésta generación" (Génesis 7:1).
Estas fueron palabras que Dios mismo le dijo a Noé cuando iba a destruir el mundo por medio de un Diluvio. Y, cuando empezó a llover por cuarenta días y cuarenta noches, el arca flotó y todo el mundo se ahogó, menos Noé con toda su familia.
Dios vió justo a Noé delante de sus ojos, porque Noé lo buscaba todos los días para orar con él, trataba de ser bueno, no decía mentiras, no le robaba a nadie nada, amaba a su familia, trabajaba duro, y cuidaba a su familia. Eso es lo que debemos nosotros hacer para que Dios nos mire como justos, así como vió a Noé.
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