"Honrarás el rostro del anciano y de tu Dios tendrás temor" (Levítico 19:32).
Estas son palabras que Dios le dió a su pueblo, especialmente para que los niños respeten a sus mayores. Si hoy, los niños no aprenden a hablar con respeto de los ancianitos, cuando ellos sean ancianitos nadie hablará con respeto de ellos.
A Dios lo agradamos cuando respetamos y tratamos bien a un anciano, pues él mismo es un anciano de días dice la escritura. Es más, si no respetamos a los ancianitos ofendemos a Dios.
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