Dios no necesita ayuda.

Muchas personas dentro de la iglesia estamos conscientes que hemos de dar testimonio de lo que Dios hace por y para nosotros. Y es por eso que se dan testimonios, o sea, les contamos a otros lo que Dios ha hecho por nosotros.

Pero, NUNCA debemos contar lo que no ha sido. Nuestro testimonio tiene que ser algo sencillo, pero verdadero. Dios no necesita que lo ayudemos contando grandezas, sólo quiere que contemos lo que nos sucedió, tal y como nos sucedió.