Se le llama así al evento que presenciaron los discípulos (no todos, sino sólo Pedro, Jacobo y Juan) cuando en el monte vieron su gloria.
En ese evento los discípulos pudieron ver realmente a Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios hecho carne, y pudieron observar la gloria de la cual está revestido Cristo en el cielo, por eso querían quedarse allí a vivir (Mateo 17).
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