Qué bien se siente cuando uno entra a una tienda, a una librería, o, a cualquier lugar, y la persona encargada nos saluda por nuestro nombre. Eso significa que se acordó de nosotros. Algo bueno o agradable hicimos o le dijimos para que no nos olvidara.
Eso es lo que Dios desea de nosotros, que no olvidemos lo que él es y lo que él hace por nosotros. Cuando lo olvidamos y no le damos las gracias, él se siente triste.
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