Si tomamos un dulce de azúcar largo y lo partimos en trozos, ya no lo podemos unir de nuevo, se queda roto. Porque la miel cuando se enfría se endurece. La única forma que tenemos de volverlo a unir, es calentándolo, pues el azúcar al calentarla se derrite.
Cuando nosotros nos separamos del Señor, si no tomamos de nuevo su calor; nos enfriamos poco a poco y nunca más volveremos a estar unidos a él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario