Nadie quiere estar con una persona que está siempre enojada o hablando entre dientes, o quejándose de todo y de todos. Pero, con una persona alegre todos queremos estar.
La escritura nos enseña por medio del apóstol Pablo cuando les escribió a los Tesalonicenses: "Estad siempre gozosos". Los que tenemos a Dios tenemos y debemos estar siempre alegres, pues tener a Dios es lo más grande y lo mejor que podemos tener en ésta vida.
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