Muchos creen que con decir que son creyentes, ya lo son. Muchos creen que con mencionar a Dios en sus asuntos, ya por ello Dios toma parte de sus asuntos. Pero ser creyente implica un poco más que eso.
Ser creyente implica conocer a Dios; saber qué es lo que le agrada a Dios; hacer todo como a Dios le gusta; hacerlo cuando a él le gusta. No podemos agradar a Dios haciendo lo que a él no le agrada. Ni siquiera a los hombres podemos agradar haciendo lo que a ellos no les gusta, menos a Dios. Y para ello, la única forma que tenemos de conocerlo y entenderlo, es tomarnos de su mano cada día.
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