domingo, 14 de agosto de 2011

La mano de Dios

Cuando somos niños no hay como sentir la mano de nuestros padres. La seguridad, el amor, ese calor tan especial que nos transmite la mano o el brazo de nuestro padre, o de nuestra madre, o de un abuelo, no se pueden explicar pero se sienten.

En lo espiritual sentimos lo mismo cuando Dios es quien nos toma de la mano y nos dice por dónde ir. El estar cerca de Dios, el buscarlo todos los días por medio de la oración, de la lectura de su palabra, de tener un pensamiento para con EL, nos hace caminar de la mano con EL, y nos dice hacia dónde ir, cómo ir, a qué hora ir, y por supuesto, nos guarda del mal.

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