viernes, 7 de octubre de 2011

Pedro, el que lo negó.

Todos cometemos faltas y pecados, cuando las cometemos hacemos que el corazón del Señor se ponga triste. Pero eso no hace que el Señor deje de amarnos y nos deseche.

Pedro, el gran apóstol del Señor, pecó cuando le preguntaron si era amigo de Jesús y dijo. "NO, yo no soy su amigo, es más, ni lo conzoco a él" (Lucas 22:57). Pero, luego se arrepintió, y Jesús le perdonó. Así hace Jesús con nosotros también, cuando fallamos y le pedimos perdón, nos vuelve a abrazar.

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