sábado, 26 de marzo de 2011

Imitemos a Dios.

A todos nos gusta imitar a alguien, es algo que el hombre trae en su corazón. Generalmente imitamos a las personas que están cerca de nosotros, nuestros padres, nuestros abuelos, los tíos, los amigos, nuestros héroes de la tele, etc.

Pero Dios quiere que primero lo imitemos a El. El quiere que seamos buenos, que perdonemos, que ayudemos a los demás, que no seamos egoístas, etc. Y, a cambio de eso, El nos promete velar por nosotros, por los nuestros, y por lo nuestro.

La mejor forma que tenemos para que Dios se preocupe por nosotros, es que nosotros nos preocupemos por otros, especialmente por los más necesitados.

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