viernes, 15 de junio de 2012

Lejos o cerca.

Qué tan cerca o qué tan lejos esté nuestro corazón del Señor, eso afectará la dureza o la suavidad que tengamos en el corazón. El hecho de estar expuestos a la presencia de Dios, hará que nuestro corazón entienda muchas situaciones por las que vivimos.

El estar separado de Dios, lastimosamente, hará que nuestro corazón se endurezca por la falta de esperanza. Es el estar frente a Dios que nos hace entender el por qué de cada situación en nuestra vida. No hay otra fuente de entendimiento en la vida del ser humano.

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