lunes, 11 de junio de 2012

Por algún motivo.

No es casualidad, ni coicidencia, ni un accidente aislado el que hayamos nacido. No venimos a éste mundo sólo porque sí, para ver cómo crecemos, estudiamos, trabajamos, envejecemos y morimos. Fue Dios quien nos dió la vida por alguna razón específica.

Abraham fue traido porque iba a ser el primer judío de la historia; David fue traído porque iba a ser elegido rey; Pablo fue traído porque iba a ser un apóstol por excelencia; nosotros hemos venido para un propósito especial cada uno, preguntémosle a Dios qué desea de nosotros.

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