miércoles, 1 de junio de 2011

Nuestra protección viene de Dios.

Cada día que nos levantamos los cristianos, estamos en la necesidad y en la obligación de pedirle a Dios que nos proteja y que nos guíe. El es nuestro mejor refugio y nuestra mejor provisión para los tiempos peligrosos que estamos viviendo.

Dios, como Padre nuestro, desea lo mejor para cada uno de nosotros, pero también se goza en que dependamos de El siempre. Y, una forma de demostrarle nuestra dependencia es NO hacer nada sin antes hablar y consultar con él. Comuniquémos cada día con Dios, Jesús es el camino.

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