Dios es nuestro protector, y especialmente de los niños. Jesús les decía a sus discípulo: "Dejad que los niños vengan a mí". Jesús ama a los niños y los quiere llevar de la mano toda su vida.
Jesús no sólo ama a los niños sino que es su protector, así como cuando una mamá va cruzar una calle, y lo primero que hace es tomar la mano de su hijo o de su hija para que no los atropellen, así Jesús quiere llevar de la mano a los niños para que no les pase nada en la vida.
Pero, los niños deben obedecer a Jesús para que él los pueda proteger. Así como un niño que no obedece a su mamá cuando van a cruzar una calle, puede ser lastimado por alguien o por un carro, así la vida lastima a los niños que no obedecen a Jesús.
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