martes, 15 de febrero de 2011

A Dios, lo que es de Dios; y al César, lo que es del César.

Todos los gobiernos del mundo hacen que sus ciudadanos paguen impuestos, y cuando no lo hacen, entonces hay castigos. El castigo generalmente es una multa en dinero, solamente si el impuesto no pagado es muy alto, entonces el castigo es la cárcel.

Dios forma un gobierno con el hombre, y le pide que de todas sus ganancias el hombre le pague el diez por ciento. Dios quiere que de cada cien monedas que ganemos, le demos diez. El quiere poquito para dejarnos a nosotros casi todas las monedas.

Per, cuando no se las damos, entonces vienen los castigos. El nos hace caer en manos de ladrones, hace que no nos abunde lo que tenemos, perdemos la paz en la casa porque lo disgustamos. Esa perdida de paz también es como estar en la cárcel. Lo mejor que podemos hacer es dar nuestras ofrendas y diezmos a Dios.

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