domingo, 20 de febrero de 2011

Entonces Jesús vino y fue bautizado.

El libro de Mateo nos narra cómo Jesús cuando Juan el Bautista estaba bautizando en el río Jordán, vino y se presentó de voluntad propia a Juan para que le bautizara (Mateo 3:13).

Jesús nos dió un ejemplo de cómo y por qué debe de ser bautizada una persona. Primeramente la persona debe de ser lo suficientemente mayor para poder discernir o darse cuenta de lo que está haciendo, y que lo que está haciendo lo hace por su propio gusto o decisión, no porque lo lleven. Pues el bautizo es una forma de decirle a Jesús que al entrar y salir del agua, estamos aceptando que morimos (al ser sumergidos en agua) y nacemos (al ser sacados del agua) con él.

Además, al ser bautizados también estamos representando el bautizo del Espíritu Santo como lo recibieron los discípulos en el día de Pentecostés en el Aposento Alto. Y ese Espíritu nos acompañá siempre de allí en adelante.

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