Todas las personas que hoy formamos lo que se llama la "Iglesia de Dios", somos una familia, la familia de Dios. Y como en una familia, debemos de estar preocupados y cuidándonos unos a otros.
Así como en una familia el padre y la madre cuidan de los hijos, así Dios y los pastores verdaderos, cuidan de las personas que vamos a las iglesias, a las cuales Jesús llamó: Sus ovejas.
Como familia de Dios entonces, hemos de preocuparnos orando los unos por los otros para mantenernos unidos y bendecidos por Dios.
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